Ngovayang - Camerún
En estos días que corren en que parece que la corrupción es el pan de cada día, en que el egoísmo y el siempre querer más ha llevado a muchos países a una crisis económica como nunca antes y aun así el aparentar y querer tener lo último en tecnología, moda o motor siguen siendo las preocupaciones de muchos, quiero hablaros de Ngovayang, un lugar repleto de bondad, dónde no hay sitio para materialismos.
Por suerte aún hay gente que se toma la bondad al pie de la letra y predica con el ejemplo, éste es el caso de Pablo Panyagua, el cura del Hospital de Ngovayang en Camerún y de las monjas de la congregación de las pequeñas hermanitas de la caridad que le ayudan. Su historia es de las que conmueven, después de haber estado en campos de refugiados en el Congo y Ruanda, ya en su edad de jubilación fue destinado cerca de su casa, a la Biblioteca de Santiago de Compostela. Aquél cambio de vida radical no iba con él que pensaba que su lugar era ayudando a los que más lo necesitan así que, no sin mucho presionar, consiguió que lo trasladaran a Camerún.
Pablo ha tenido malaria varias veces y no se medica, "¿para qué?", decía. Superando mil y una adversidades, Pablo se arremangó para llevar adelante un pequeño hospital con farmacia y cuando fui en 2008 estaba construyendo una escuela-internado para las niñas pigmeas de la zona, cree que la educación es la única forma de salvar a aquellas niñas y darles un futuro. Las monjas que le ayudan hacen de madre, hermana, psicóloga, profesora, comadrona y enfermera para toda la comunidad pigmea a la que básicamente se deben.
Pablo señalando el futuro colegio |
La farmacia |
Con las pequeñas hermanitas que nos acogieron |
Pablo no es el típico cura que te habla de Dios, él habla de personas, toca de pies al suelo y entiende las diferentes culturas, religiones y formas de vivir. Pablo y las pequeñas hermanitas son la definición de bondad: dar todo sin esperar nada a cambio. Muchos tendríamos que aprender de ellos...
Con los pigmeos |
El patio de mi casa es particular |
Me gustaría empezar el blog presentándome un poco y que mejor que con una foto de uno de mis rincones más personales, la casa donde nací y crecí.
Tuve la suerte de nacer en una casa construida a principios del siglo XVIII en Sant Sadurní d'Anoia, un pueblecito de la província de Barcelona, una casa antigua pero que se ha ido adaptando a los tiempos modernos.
Me veis sentada al lado de mi marido, en un peldaño de lo que fue una bodega, ahora transformada en comedor de verano, sala de fiestas y pequeño museo vinícola que mi padre ha ido creando poco a poco con los instrumentos que usaban mis abuelos y bisabuelos para hacer vino.
Cada vez que voy a casa de mis padres bajo a la bodega, un sitio que conserva la misma temperatura durante todo el año y que me aporta una paz como ningún otro lugar... Me encanta la vista desde la bodega al patio de fuera en verano, cuando la enredadera esta en su máximo frondor y las flores de las jardineras aportan color a la casa. En invierno, como la temperatura es constante, se está bien aun sin tener calefacción.
La foto es de hace ya un par de años, celebrando mi cumpleaños con una pequeña fiesta y comida familiar.
Empiezo el blog con un sitio no-público para que me conozcáis un poco, pero prometo posts de lugares más accesibles al público lector.
Feliz día!
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